Para el hombre moderno, superar desafíos y buscar alcanzar metas cada vez más altas en motivante, es una fuente de satisfacción y placer. El problema se presenta cuando los desafíos son cada vez mayores y al enfrentarlos se expone nuestra salud, afectamos la calidad de vida. Aquí es cuando comienzan a incrementarse los niveles de estrés.
El estrés es la respuesta que emite un organismo ante estímulos percibidos como amenazantes. Muchas veces aumenta el estrés cuando deseamos algo y no logramos alcanzarlo, o cuando hay incertidumbre en relación al futuro, etc.
Adrenalina y Cortisol son las hormonas responsables de de los efectos corpolares que genera el estres. En un primer momento, el cuerpo reacciona frente al estrés preparandose para "luchar o huir".
El problema a nivel salud se genera cuando el estrés es permanente o crónico, como es muy frecuente hoy en día debido al ritmo de vida que llevamos, se disparan en el organismo los niveles de cortisol. Aumentará el apetito, mostrando mayor preferencia por alimentos altos en hidratos de carbono y calorías, generará pérdida de tejido muscular y estimulará la acumulación de grasa abdominal para recuperar las reservas perdidas.
¿Cómo repercute el estrés en las empresas?
El estrés laboral es considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) una epidemia global. Esta problemática tiene reacción en cadena para los problemas de salud, ausentismo y menor productividad y genera grandes costos para las empresas y las sociedades. En USA se pierden 200 billones de dólares por año a causa del estrés. Por eso aquí brindamos consejos para combatir el estrés laboral:
1. Moderar la Cafeína: En horario laboral suele ser el momento de mayor consumo de cafeína, que no solo refiere al café, ya que también se encuentra en el mate cebado, bebidas cola y chocolate. Sin darnos cuenta, mientras estamos distraídos con el trabajo, bebemos más cafeína de la que toleramos. Esto desequilibra nuestro sistema nervioso y disminuye el poder de concentración. Además genera acostrumbramiento y dependencia a mayores dosis cafeínicas. Todo esto contribuye a incrementar el estado de estrés, así como la presión arterial. La cafeína en exceso (o sea más de 5 a 6 tazas) genera: taquicardia, ansiedad, depresión, excitación, insomnio, gastritis y aumento de diuresis (micciones y deshidratación). La clave es proponerse beber más agua o té verde, y menos bebidas con cafeína, de esta manera moderar el consumo (máximo recomendado: 3 tazas de café diarias).
2. El triptófano es un aminoácido esencial presente en los alimentos que a nivel cerebral aumenta la liberación de serotonina, sustancia encargada de favorecer el sueño, mejora el control del apetito (sobre todo de hidrátos de carbono) y tranquiliza. Se la conoce como la hormona del bienestar. Es recomendable que en situaciones de estrés se elijan más alimentos que tienen triptófano y por lo tanto colaboran con la disminución de los niveles de ansiedad:
- Lácteos, huevos y carnes
- Cereales integrales (ej. avena y arroz integral)
- Legumbres (soja y garbanzos)
- Frutas secas y semillas (nueces, semillas de girasol y sésamo)
- Banana
Además, en algunos de estos alimentos encontramos magnesio y en otros acido fólico, ambos nutrientes se necesitan en mayor proporción cuando una persona padece de estrés crónico.
3. Antioxidantes: Cuando nos exponemos a largos periodos de estrés es conveniente reforzar el sistema inmunitario tomando grandes cantidades de alimentos ricos antioxidantes como son la vitamina A, C y E.
La vitamina A se encuentra en zanahorias, verduras de color verde oscuro (espinaca) y frutas-verduras de color amarillo y naranja (ej. durazno, zanahoria).
La vitamina C esta en los cítricos (naranja, limón, mandarina, pomelo), los morrones, kiwis, tomate y frutillas.
La vitamina E se encuentra en los aceites de origen vegetal (Ej. girasol) frutas secas (nueces y almendras) y semillas. Como conclusión, una buena alimentación antioxidante debe incluir por lo menos 5 frutas y/o verduras de distintos colores.
4. Evitar el consumo de hidratos de carbono de alto índice glucémico: El índice glucémico (IG) es un indicador del nivel en que elevan el azúcar en sangre los alimentos ricos en hidratos de carbono después de su consumo. Las harinas refinadas (pan blanco, galletitas, pastas, etc.), alimentos altos en azúcar (dulces, facturas, gaseosas) y algunos vegetales harinosos (papa, batata, etc.) son los que tienden a elevar más el azúcar en sangre y por lo tanto también la insulina. Por el contrario, alimentos ricos en fibra (harinas integrales, vegetales no harinosos, algunas frutas) son los que se absorben más lentamente y evitan las elevaciones abruptas. Esto es favorable ya que si comemos muchos alimentos de alto IG, luego la insulina provocará un rápido descenso del azúcar sanguínea y mayor sensación de hambre.
5. Elegir Snacks saludables: Algo conocido por todos los que trabajamos en oficinas es que nunca faltan las galletitas y golosinas en el cajón del escritorio. Este hábito lleva al consumo de mucha azúcar, grasas y calorías extras en el horario laboral. Una idea es llevar al trabajo frutas, yogures, frutas secas (almendras y nueces), pasas y orejones, barritas de cereal.
6. No saltear comidas y comer con tranquilidad: Comer cada 3 horas y despacio para permitir sentir las señales de saciedad y no comer en exceso.
7. Evita el consumo de alcohol y el cigarrillo: estos generan dependencia y potencial el estrés.
La gestión del estrés juega un papel decisivo en la génesis de la obesidad, por ello es aconsejable en estos casos de excesos de tipo "emocional" ser tratados desde su origen psicológico con un terapeuta idóneo.
8. El ejercicio regular: es también importante ya que estimula la producción de endorfinas (sustancias naturales que hacen que estemos de buen humor) y mejora la forma física.
Una alimentación saludable puede contrarrestar los efectos del estrés, aumentando las defensas y disminuyendo los efectos adversos. Simplemente, mantener una dieta sana y equilibrada en la que se seleccionan los alimentos adecuados, ricos en vitaminas, minerales, fibras y triptófano, así como bajas dosis de cafeína, alcohol y cigarrillos.